ⓒ 2004 WATV

El 7 de abril, después de guardar la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura, 50 miembros de la Iglesia de Dios del distrito de Yuseong, Daejeon, visitaron los campos damnificados por la fuerte nevada.

No fue por petición de alguien; ellos participaron voluntariamente en la obra de restauración inmediatamente después de guardar las fiestas del primer tiempo. Para la cosecha del año, las huertas de peras deben ser aradas antes del florecimiento de las peras. Aunque faltaban solo dos o tres días para el florecimiento, los campesinos estaban desesperados porque ni siquiera habían limpiado las casas de vinilo que habían colapsado por la fuerte nevada. Justo en ese momento, un miembro de la iglesia que transitaba por la zona damnificada, supo de su dificultad y lo hizo saber al pastor. Todos los miembros de la iglesia decidieron ayudar a los campesinos.

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Los miembros visitaron la aldea Jukdon, distrito de Yuseong, ciudad de Daejeon, con todas sus herramientas y su almuerzo. Kwon Bok-tae, pastor de la Iglesia de Dios de Yusung, dijo: “Hace un par de meses visité una huerta de uvas en Okcheon para una tarea de restauración, pero no sabía que nuestra región de Yuseong hubiera resultado tan damnificada por la fuerte nevada”.

El pastor Kwon animó a los agricultores para que no se deprimieran y agradeció a Dios por permitir a los miembros ayudar a los campesinos cuando estos realmente lo necesitaban.

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Afortunadamente, aunque las casas de vinilo colapsaron, los perales que se encontraban en el interior se salvaron. El dueño de un huerto dijo que cuando nevó, limpió sin cesar a fin de proteger los perales. En su rostro había una expresión mezclada de cansancio y orgullo por haber protegido de la nieve a los árboles. Inmediatamente después de la fuerte nevada, un grupo de 200 soldados y tropas de reserva llegaron a esta aldea y cortaron los marcos de acero de las casas de vinilo. Luego, durante un mes los campesinos se esforzaron solos para la restauración, pero todavía había mucho trabajo por hacer; pues había que remover tuberías de acero, todo tipo de accesorios, bolsas de vinilo y papel.

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Los miembros se apresuraron en hacer sus tareas asignadas. Parecía que tenían mucha familiaridad con la limpieza de las casas de vinilo; quizás porque ya habían hecho el mismo trabajo voluntario en zonas como Yeoungdong y Okcheon. Cargaron los tubos, recogieron todas las partes de acero, cortaron los tubos largos con amoladoras y removieron desperdicios plásticos y biodegradables.

Almorzar después de trabajar fue especialmente más delicioso, y el jugo de peras que la esposa de un propietario les ofreció, estuvo muy delicioso en sabor y nutrición.

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Cerca de las 4 en punto, se limpió todo el acero y plástico esparcido en el campo de 4950 m2. Los agricultores apreciaron el trabajo de los miembros y dijeron: “¡Ustedes han limpiado el lugar como si fuera suyo!”, y agregaron: “Ahora ya podemos arar y fertilizar la tierra”. Sus curiosos rostros que sonreían gozosamente les hicieron recordar a sus padres en su tierra natal. Practicando el amor de la Madre, los miembros se veían hermosos como el blanco florecer de los perales.